Cegos, tertos y demás entes

¡Eh! ¡EH! ¿Quién ha apagado las luces?

Lo que no es normal, es que a estas alturas sigamos con cierta falta de sentido común. Cuando eramos unos críos, debo suponer que nuestros padres, así como la escuela y gran parte de nuestro entorno ayudaron a que madurásemos "apropiadamente"; a que tuviéramos cierto sentido común, criterios sólidos y con bastante fundamento y, en definitiva, saber distinguir lo bueno de lo malo. Y así también con otras características. Pero ¡ay!, pobre de mí. Más quisiera yo que esto fuese tan fácil como yo lo veo.


Volvamos a estudiar un poco. Lo siguiente podría considerarse algo básico, casi de jardín de infancia. Como sabemos, en una situación de neutralidad y teniendo dos seres en un debate, podemos destacar que hay tanto uno bueno como uno malo. Uno correcto y otro incorrecto. Verdadero o falso. No tiene más. Así pues y ya entendiendo/sabiendo/distinguiendo el asunto ¿qué problema puede haber? Pongamos ejemplos:

Imaginaros en un debate. Hasta ahí todo bien. Ahora imaginaros 2 posturas, una opuesta a la otra obviamente. Y dentro de éste ilusorio, nosotros somos la parte neutral. El moderador, por así decirlo. Cuando se plantan las bases del debate, empiezan a aparecer las características que nosotros definiríamos como buenas y malas. A pesar de ser neutros ante la situación, sabemos de sobra que al final del todo siempre se apoyará por el "bien"... y que lo "malo" es finalmente repudiado. Yo creo firmemente que es así como se contempla un debate y el cómo deberían verse las cosas. Lógicamente no todo es blanco o negro, ya que muchas veces las cosas pueden ser grises y no poder discernir. O tornarse al inrevés en según que situaciones. Lo importante es que sepamos diferenciar las cosas, vaya.

A ver, para que entendamos la situación, iré directo al grano. El hecho, resulta que un amigo mío está emperronado con que a la primera de cambio suelte "sutilezas" a prácticamente todo. La sugerencia de un juego, el trato de cierto grupo de música, un buen debate de una película/serie/animación o la simple mención de X cosa es directamente tachada, sepultada y escupida bajo un grito de guerra orco bastante desagradable: ¡Mierda!. Uno entendería, que si la cuestión por la que gruñe es por hacer la coña, pues ok. Y en un principio cualquiera lo tomaría de esa forma o pasaría olímpicamente (si ese fuera realmente su intención, claro). Pero es que lo suyo es para mear y no echar gota. En una situación normal, una persona genérica y común ante la queja de sus allegados callaría o se moderaría. Trataría de no faltar al respeto si se pudiera llegar a faltar. Digo más, debería saber que lo que hace está mal ya de por sí. Pero no. Lo que le ocurre a ésta persona es que tiene el total convencimiento de que sus actos son tan puros como las braguitas de Mafalda y que, según él, el problema es 100% nuestro. ¡Faltaría más! Uno a veces piensa si realmente anda equivocado (¿quién no?). De hecho, para corroborar tal hecho cuenta con el resto de la humanidad si es preciso. La búsqueda de consejo o por el simple hecho de estar ante la duda, aceptar opiniones no está tachado por ninguna entidad o buscado por la ley.

Y lo último lo digo porque yo me sentía en necesidad de saber si tan solo yo era el que veía la situación tan mal como se la pinta. Pero no, resulta que hay muchas más personas también que sufren la desesperación con tales actos. Lo peor de todo es que, a pesar de tomar un montón de medidas, no es posible llegar a un entendimiento. Se ha probado de todo: Psicología inversa, personificación, ironías brutales, la amabilidad, el desprecio... ¡hasta insultos!. Incluso el muchacho se ha llevado un auto-owned porque irónicamente su situación es/ha sido exactamente la misma a la que una vez nosotros llegamos. Obviamente nosotros retractemos en muchos aspectos y que lógicamente lo hacíamos con afán de trolear y picar. Sí, había intención, pero es que él lo hace indiscriminadamente (tenga intenciones o no).

Y ese no es el hecho que nos consume, si no el que él quiera darle la vuelta a la tortilla en dicha situación, haciéndonos ver como los malos. El hecho de que no quiera rectificar y darse cuenta de que el mal lo está generando él. El simple hecho de que la actitud que lleva tan aguerrida es la causa de que millones de niños en todo el mundo jueguen al Modern Warfare de todos los males surgidos en las multi-conversaciones.

La cosa, que con lo fácil que es... ¿por qué no se da cuenta?. Y uno llega a la conclusión: Está ciego.

Porque como dicta el refrán: No hay más ciego que el que no quiere ver.